Fiesta del Bautismo del Señor

Domingo después del 6 de enero
BAUTISMO DEL SEÑOR
Fiesta

Donde la solemnidad de la Epifanía se traslada al domingo, que cae el 7 u 8 de enero, la fiesta del Bautismo del Señor se celebra el lunes siguiente.

Antífona de entrada  (Cf. Mt 3, 16-17)
Apenas se bautizó el Señor, se abrieron los cielos, y el Espíritu se posó sobre él como una paloma, y se oyó la voz del Padre que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco».

Se dice Gloria

Oración colecta 
Dios todopoderoso y eterno, que en el bautismo de Cristo, en el Jordán, al enviar sobre él tu Espíritu Santo, quisiste revelar solemnemente a tu Hijo amado, concede a tus hijos de adopción, renacidos del agua y del Espíritu Santo, perseverar siempre en tu benevolencia. Por nuestro Señor Jesucristo tu hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

O bien:
Oh, Dios, cuyo Unigénito se manifestó en la realidad de nuestra carne, haz que merezcamos ser transformados interiormente por aquel que hemos conocido semejante a nosotros en su humanidad. Por nuestro Señor Jesucristo tu hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Primera lectura (Is 42, 1-4. 6-7)
Miren a mi siervo, en quien me complazco.

Lectura del libro de Isaías.

Esto dice el Señor:
«Miren a mi siervo, a quien sostengo;
mi elegido, en quien me complazco.
He puesto mi espíritu sobre él,
manifestará la justicia a las naciones.
No gritará, no clamará,
no voceará por las calles.
La caña cascada no la quebrará,
la mecha vacilante no la apagará.
Manifestará la justicia con verdad.
No vacilará ni se quebrará,
hasta implantar la justicia en el país.
En su ley esperan las islas.
Yo, el Señor,
te he llamado en mi justicia,
te cogí de la mano, te formé
e hice de ti alianza de un pueblo
y luz de las naciones,
para que abras los ojos de los ciegos,
saques a los cautivos de la cárcel,
de la prisión a los que habitan en tinieblas».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial (Sl 28)
℟. El Señor bendice a su pueblo con la paz.

Hijos de Dios, aclamen al Señor,
aclamen la gloria del nombre del Señor,
póstrense ante el Señor en el atrio sagrado. ℟.

La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica. ℟.

El Dios de la gloria ha tronado.
En su templo un grito unánime: «¡Gloria!»
El Señor se sienta sobre las aguas del diluvio,
el Señor se sienta como rey eterno. ℟.

Segunda lectura (Hch 10, 34-38)
Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo.

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles.

En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
«Ahora comprendo con toda verdad que Dios no hace acepción de personas, sino que acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los hijos de Israel, anunciando la Buena Nueva de la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos.
Ustedes conocen lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él».

Palabra de Dios.

Aclamación antes del Evangelio (Cf. Mc 9, 7)
Aleluya, aleluya, aleluya.
Se abrió el cielo, y se oyó la voz del Padre: «Éste es mi Hijo amado; escúchenlo».

Evangelio (Año A) (Mt 3, 13-17)
Se bautizó Jesús y vio que el Espíritu de Dios se posaba sobre él.

 Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

En aquel tiempo, vino Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara.
Pero Juan intentaba disuadirlo diciéndole:
«Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?».
Jesús le contestó:
«Déjalo ahora. Conviene que así cumplamos toda justicia».
Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrieron los cielos y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él.
Y vino una voz de los cielos que decía:
«Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco».

Palabra del Señor.

Evangelio (Año B) (Mc 1, 7-11)
Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco.

 Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

En aquel tiempo, proclamaba Juan:
«Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo y no merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo los he bautizado con agua, pero él los bautizará con Espíritu Santo».
Y sucedió que por aquellos días llegó Jesús desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán.
Apenas salió del agua, vio rasgarse los cielos y al Espíritu que bajaba hacia él como una paloma. Se oyó una voz desde los cielos:
«Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco».

Palabra del Señor.

Evangelio (Año C) (Lc 3, 15-16. 21-22)
Jesús fue bautizado; y mientras oraba, se abrieron los cielos.

 Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

En aquel tiempo, el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió dirigiéndose a todos:
«Yo los bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él los bautizará con Espíritu Santo y fuego».
Y sucedió que, cuando todo el pueblo era bautizado, también Jesús fue bautizado; y, mientras oraba, se abrieron los cielos, bajó el Espíritu Santo sobre él con apariencia corporal semejante a una paloma y vino una voz del cielo:
«Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco».

Palabra del Señor.


Se dice Credo.

Oración sobre las ofrendas 
Recibe, Señor, los dones en este día en que manifestaste a tu Hijo predilecto, y haz que esta ofrenda de tu pueblo se convierta en el sacrificio de aquel que quiso borrar los pecados del mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio: El Bautismo del Señor.
℣. El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.

℣. Levantemos el corazón.
℟. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

℣. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
℟. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. 

Porque estableciste un nuevo bautismo con señales admirables en el Jordán, para que mediante la voz venida del cielo, se creyera que tu Verbo habitaba entre los hombres; y, por el Espíritu que descendió en forma de paloma, fuese reconocido Cristo, tu Siervo, ungido con óleo de alegría, y enviado a evangelizar a los pobres. 

Por eso, con las virtudes del cielo te aclamamos continuamente en la tierra alabando tu gloria sin cesar: 
Santo, Santo, Santo...

Antífona de comunión (Cf. Jn 1, 32. 34) 
Este es de quien decía Juan: «Yo lo he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios».

Oración después de la comunión 
Señor, alimentados con estos dones sagrados, imploramos de tu bondad, que, escuchando fielmente a tu Unigénito, de verdad nos llamemos y seamos hijos tuyos. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Desde el lunes siguiente a este domingo hasta el Miércoles de Ceniza transcurre el «tiempo ordinario».