Siguen, si es necesario, breves avisos para el pueblo.
Después tiene lugar la despedida. El sacerdote, vuelto hacia el pueblo,
extendiendo las manos, dice:
El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde:
℟. Y con tu espíritu.
El sacerdote bendice al pueblo, diciendo:
La bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo ✠, y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
El pueblo responde:
℟. Amén.
En algunos dias u ocasiones, a esta fórmula de bendición precede, según
las rúbricas, otra fórmula de bendición más solemne, o una oración sobre el pueblo.
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En la Misa pontifical el celebrante recibe la mitra y, extendiendo las
manos, dice:
El Señor esté con ustedes.
Todos responde:
℟. Y con tu espíritu.
El celebrante dice:
Bendito sea el nombre del Señor.
Todos responde:
℟. Ahora y por siempre.
El celebrante dice:
Nuestro auxilio es el nombre del Señor.
Todos responde:
℟. Que hizo el cielo y la tierra.
Entonces el celebrante, habiendo recibido el báculo, si lo usa, dice:
La bendición de Dios todopoderoso,
Y, haciendo tres veces la señal de la cruz sobre el pueblo, añade:
Padre ✠ Hijo ✠ y Espíritu ✠ Santo,
descienda sobre ustedes.
Todos responden:
℟. Amén.
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Luego el diácono, o el mismo sacerdote, con las manos juntas, vuelto
hacia el pueblo, dice:
Pueden ir en paz.
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O bien:
La alegría del Señor sea nuestra fuerza.
Pueden ir en paz.
O bien:
Glorifiquen al Señor con su vida.
Pueden ir en paz.
O bien:
En el nombre del Señor, pueden ir en paz.
O bien:
En la paz de Cristo,
vayan a servir a Dios y a sus hermanos.
O bien, especialmente en los domingos de Pascua:
Anuncien a todos la alegría del Señor resucitado.
Pueden ir en paz.
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El pueblo responde:
℟. Demos gracias a Dios.
Después el sacerdote venera el altar con un beso, como al comienzo.
Seguidamente, hecha una inclinación profunda con los ministros, se retira.
Si inmediatamente sigue alguna acción litúrgica, se omite el rito de
despedida.