Prefacio común VIII

PREFACIO COMÚN VIII
Jesús, buen samaritano

Este prefacio se dice en las misas que carecen de prefacio propio y no deben tomar un prefacio del tiempo. Especialmente es recomendable usarlo en el domingo XV del tiempo ordinario del año C y el lunes de la semana XXVII del tiempo ordinario.

℣. El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.

℣. Levantemos el corazón.
℟. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

℣. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
℟. Es justo y necesario.

El sacerdote prosigue el prefacio, con las manos extendidas.
En verdad es justo darte gracias y deber nuestro alabarte, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, en todos los momentos y circunstancias de la vida, en la salud y en la enfermedad, en el sufrimiento y en el gozo, por tu siervo, Jesús, nuestro Redentor. 

Porque él, en su vida terrena, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal. 

También hoy, como buen samaritano, se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza. 

Por este don de tu gracia, incluso cuando nos vemos sumergidos en la noche del dolor, vislumbramos la luz pascual en tu Hijo, muerto y resucitado. 

Por eso, unidos a los ángeles y santos, cantamos a una voz el himno de tu gloria:

Al final del prefacio junta las manos y, en unión con el pueblo, concluye el mismo prefacio, cantando o diciendo con voz clara:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo. 

Prosigue la Plegaria Eucarística.