PREFACIO I DE LA UNCIÓN DE LOS ENFERMOS
El sufrimiento, participación en la Pascua de Cristo
Este prefacio se puede decir en las misas de unción de los enfermos.
℣. El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
℟. Y con tu espíritu.
℣. Levantemos el corazón.
℟. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
℣. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
℟. Es justo y necesario.
El sacerdote prosigue el prefacio, con las manos extendidas.
En verdad es justo darte gracias,
Dios de misericordia,
Señor todopoderoso,
por Jesucristo, Señor y Redentor nuestro.
Porque has querido que tu único Hijo,
autor de la vida,
médico de los cuerpos y de las almas,
tomase sobre sí nuestras debilidades,
para socorrernos en los momentos de prueba
y santificarnos en la experiencia del dolor.
En el signo sacramental de la Unción,
por la oración de la Iglesia,
nos librar del pecado,
nos confortas con la gracia del Espíritu Santo
y nos haces partícipes de la victoria pascual.
Por este signo de tu benevolencia,
unidos a los ángeles y a los santos,
cantamos, a una voz, el himno de tu gloria:
Al final del prefacio junta las manos y, en unión con el pueblo, concluye el mismo prefacio, cantando o diciendo con voz clara:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.