PREFACIO II DE SANTA MARÍA VIRGEN
La Iglesia alaba a Dios con las palabras de María
Este prefacio se dice en las Misas de la Santísima Virgen.
℣. El Señor esté con ustedes.
℟. Y con tu espíritu.
℟. Y con tu espíritu.
℣. Levantemos el corazón.
℟. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
℣. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
℟. Es justo y necesario.
El sacerdote prosigue el prefacio, con las manos extendidas.
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias, Señor,
y proclamar tus maravillas
en la perfección de tus santos;
y, al conmemorar a la bienaventurada Virgen María,
exaltar especialmente tu generosidad
inspirándonos en su mismo cántico de alabanza.
En verdad hiciste obras grandes
en favor de todos los pueblos,
y has mantenido tu misericordia
de generación en generación,
cuando, al mirar la humillación de tu esclava,
por ella nos diste al autor de la vida,
Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro.
Por él, los ángeles y los arcángeles
te adoran eternamente, gozosos en tu presencia.
Permítenos unirnos a sus voces cantando tu alabanza:
Al final del prefacio junta las manos y, en unión con el pueblo, concluye el mismo prefacio, cantando o diciendo con voz clara:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.