Solemnidad de la Ascención del Señor - Misa del día

 VII Domingo de Pascua
LA ASCENCIÓN DEL SEÑOR
Solemnidad

Misa del día

Antífona de entrada  (Hch 1, 11)
Galileos, ¿qué hacen ahí mirando al cielo? Volverá como lo haan visto marcharse al cielo. Aleluya.

Se dice Gloria

Oración colecta 
Dios todopoderoso, concédenos exultar santamente de gozo y alegrarnos con religiosa acción de gracias, porque la ascensión de Jesucristo, tu Hijo, es ya nuestra victoria, y adonde ya se ha adelantado gloriosamente nuestra Cabeza, esperamos llegar también los miembros de su cuerpo. Por nuestro Señor Jesucristo tu hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

O bien:
Dios todopoderoso, concédenos habitar espiritualmente en las moradas celestiales a cuantos creemos que tu Unigénito y Redentor nuestro ascendió hoy a la gloria. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Primera lectura (Hch 1, 1-11)
A la vista de ellos, fue levantado al cielo.

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.

En mi primer libro, Teófilo, escribí de todo lo que Jesús hizo y enseñó desde el comienzo hasta el día en que fue llevado al cielo, después de haber dado instrucciones a los apóstoles que había escogido, movido por el Espíritu Santo.
Se les presentó él mismo después de su pasión, dándoles numerosas pruebas de que estaba vivo, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles del reino de Dios.
Una vez que comían juntos, les ordenó que no se alejaran de Jerusalén, sino: «aguardad que se cumpla la promesa del Padre, de la que me han oído hablar, porque Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados con Espíritu Santo dentro de no muchos días».
Los que se habían reunido, le preguntaron, diciendo:
«Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino a Israel?».
Les dijo:
«No les toca a ustedes conocer los tiempos o momentos que el Padre ha establecido con su propia autoridad; en cambio, recibirán la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre ustedes y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y “hasta el confín de la tierra”».
Dicho esto, a la vista de ellos, fue elevado al cielo, hasta que una nube se lo quitó de la vista. Cuando miraban fijos al cielo, mientras él se iba marchando, se les presentaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron:
«Galileos, ¿qué hacen ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que ha sido tomado de entre ustedes y llevado al cielo, volverá como lo han visto marcharse al cielo».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial (Sl 46)
℟. Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas.

O bien:
℟. Aleluya.

Pueblos todos, batan palmas,
aclamen a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor altísimo es terrible,
emperador de toda la tierra. ℟.

Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
toquen para Dios, toquen;
toquen para nuestro Rey, toquen. ℟.

Porque Dios es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado. ℟.

Segunda lectura (Ef 1, 17-23)
Lo sentó a su derecha en el cielo.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios.

Hermanos:
El Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, les dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de su corazón para que comprendan cuál es la esperanza a la que los llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder en favor de nosotros, los creyentes, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, poder, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro.
Y «todo lo puso bajo sus pies», y lo dio a la Iglesia, como Cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que llena todo en todos.

Palabra de Dios.

Aclamación antes del Evangelio (Mt 28, 19a. 20b)
Aleluya, aleluya, aleluya.
Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos
—dice el Señor—;
yo estoy con ustedes todos los días,
hasta el final de los tiempos.

Evangelio 

AÑO A (Mt 28, 16-20)
AÑO B (Mc 16, 15-20)
AÑO C (Lc 24, 46-53)

Se dice Credo.

Oración sobre las ofrendas 
Oh, Dios, cuyo Unigénito, nuestro Sumo Sacerdote, vive para siempre sentado a tu derecha intercediendo por nosotros, concédenos acceder confiadamente al trono de la gracia para alcanzar tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Prefacio I o II de la Ascensión del Señor. 

Indicaciones para el uso de las plegarias eucarísticas I, II y III en la misma página del prefacio.

Antífona de comunión (Cf. Heb 10, 12) 
Cristo, ofreciendo un único sacrificio por los pecados, está sentado para siempre jamás a la derecha de Dios. Aleluya.

Oración después de la comunión 
Señor, los dones que hemos recibido de tu altar, enciendan en nuestros corazones el deseo de la patria del cielo y nos hagan llegar, siguiendo los pasos de nuestro Salvador, allí donde él nos ha precedido. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Se puede utilizar la fórmula de bendición solemne (n. 9).