1 de enero
Octava de la Natividad del Señor
SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS
Antífona de entrada
¡Salve, Madre santa!, Virgen, Madre del Rey que gobierna cielo y tierra por
los siglos.
O bien: (Cf. Is 9, 1. 5; Lc 1, 33)
Hoy brillará una luz sobre nosotros, porque nos ha nacido el Señor; y es admirable su nombre: Dios, Príncipe de la paz, Padre perpetuo; y su reino no tendrá fin.
Se dice Gloria.
Oración colecta
Oh, Dios,
que por la maternidad virginal de santa María
entregaste a los hombres los bienes de la salvación eterna,
concédenos experimentar la intercesión de aquella
por quien hemos merecido recibir al autor de la vida,
tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo.
Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Primera lectura (Núm 6, 22-27)
Invocarán mi nombre sobre los hijos de Israel y yo los bendeciré.
Lectura del libro de los Números.
El Señor habló a Moisés:
«Di a Aarón y a sus hijos, ésta es la fórmula con la que bendeciréis a los hijos de Israel:
“El Señor te bendiga y te proteja,
ilumine su rostro sobre ti
y te conceda su favor.
El Señor te muestre tu rostro
y te conceda la paz”.
Así invocarán mi nombre sobre los hijos de Israel y yo los bendeciré».
Palabra de Dios.
Salmo responsorial (Sl 66)
℟. Que Dios tenga piedad y nos bendiga.
Que Dios tenga piedad nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. ℟.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia
y gobiernas las naciones de la tierra. ℟.
Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.
Que Dios nos bendiga; que le teman
todos los confines de la tierra. ℟.
Segunda lectura (Gál 4, 4-7)
Envió Dios a su Hijo, nacido de mujer.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas
Hermanos:
Cuando llegó la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos la adopción filial.
Como son hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: «¡Abba, Padre!». Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.
Palabra de Dios.
Aclamación antes del Evangelio (Heb 1, 1-2)
Aleluya, aleluya, aleluya.
En muchas ocasiones habló Dios antiguamente a los padres por los profetas. En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo.
Evangelio (Lc 2, 16-21)
Encontraron a María y a José y al niño. Y a los ocho días, le pusieron por nombre Jesús.
✠ Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
Palabra del Señor.
Se dice Credo. A las palabras: Y por obra... todos se arrodillan.
Oración sobre las ofrendas
Acepta, Señor, la ofrenda de este día solemne en el que se manifestó el sacrificio perfecto de nuestra reconciliación y comenzó para nosotros la plenitud del culto divino. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Prefacio I de la Santa María Virgen: en la maternidad.
I. Cuando se utiliza el Canon romano, se dice Reunidos en comunión propio.
II. Cuando se utiliza la plegaria eucarística II, se dice la intercesión Acuérdate, Señor propia.
III. Cuando se utiliza la plegaria eucarística III, se dice el recuerdo propio en la intercesión Atiende
los deseos.
Antífona de comunión (Heb 13, 8)
Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre.
Oración después de la comunión
Hemos recibido con alegría los sacramentos del cielo;
concédenos, Señor, que nos ayuden para la vida eterna
a cuantos proclamamos a la bienaventurada siempre Virgen María
Madre de tu Hijo y Madre de la Iglesia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Fórmula de Bendición solemne (N3).